Irse a esquiar tiene algo especial. Ese momento en que arrancas el coche, ves las montañas blancas al fondo y notas ese cosquilleo de emoción es único. Pero ojo, que una escapada a la nieve no sale bien solo con ganas. Hay algunos trucos y detalles que conviene tener en cuenta para disfrutar de verdad.

Qué valorar antes de ir a esquiar

Elige bien el destino y revisa el estado de las pistas

Cada estación tiene su propio ambiente. Hay lugares donde el plan es esquiar hasta que cierran las pistas y luego seguir con un buen après-ski, y otros que invitan más a la calma, ideales para ir en pareja o con la familia. Si te gusta tener mil opciones y mucha vida, los Pirineos no fallan. Si prefieres sol casi asegurado y vistas espectaculares, Sierra Nevada siempre cumple.

Antes de decidir, mira cómo está realmente la nieve. No te fíes solo del parte meteorológico, que a veces pinta más bonito de lo que es. Dedica un momento a consultar las Webcams en Formigal o en la estación que tengas en mente. En un vistazo sabrás si hay buena capa, si nieva o si sopla el viento. Así evitas sorpresas y eliges el mejor día para subir.

Revisa el equipo

Si solo esquías de vez en cuando, alquilar el material es lo más práctico. Te quitas de encima el transporte, y el equipo suele estar en buen estado. Eso sí, prueba las botas con calma. Unas que aprieten o se muevan demasiado pueden arruinarte el día. Y el casco, ni lo pienses, hoy ya nadie se lanza sin uno.

Reserva con cabeza

En temporada alta, los hoteles y apartamentos cercanos a las pistas vuelan. Si puedes, reserva con tiempo. Además, hay webs como Esquiades.com que lo ponen fácil, ya puedes reservar el alojamiento, forfait y, a veces, hasta el material de alquiler en un solo paquete. Menos búsquedas, menos líos.

La importancia de la ropa

No hace falta exagerar, pero tampoco ir justo. Lo ideal es vestirse por capas, empezando por una térmica, un forro polar y una chaqueta impermeable. Añade guantes, gafas y crema solar, incluso si está nublado. El sol reflejado en la nieve quema más de lo que parece, no te confíes.

No todo es deslizarse

Un día entero en pistas agota, así que deja un rato para descansar o hacer algo distinto. Muchos pueblos de montaña tienen bares acogedores, rutas para pasear o spas donde recuperarse. Si un día el tiempo no es el más adecuado, tener un plan alternativo te salvará la escapada.

Ten a punto el coche

Parece evidente, pero revisa el coche antes de salir. Comprueba niveles, cadenas o neumáticos de invierno y un rascador para el hielo. Añade una manta y algo de comida por si toca esperar en algún puerto. Mejor prevenir que quedarse sin provisiones.

Una escapada de esquí va de eso, de disfrutar sin prisas, reírte con tus seres queridos y respirar aire puro. Si lo preparas bien, la nieve hará el resto. La nieve es adictiva, quien prueba, suele repetir.

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